La creatividad, ¿yo lo soñé? Parte II

En la entrega anterior, pudimos ver algunos tips básicos para empezar a pensar a la creatividad como algo menos extorsivo de lo que parece.

Pero es importante saber que debemos, como comentábamos, ejercitarla siempre para que las ideas no cuesten tanto en salir y vean la bendita luz. Easy squeezy lemon peasy!

La creatividad claramente no entiende de tiempos, de deadlines ni de la urgencia de producir, como si fuese una máquina de hacer chorizos. Necesita que las ideas maceren, que “descansen” para que todos los detonantes aparezcan cuando menos los esperás. Por eso es tan común tener ideas esclarecedoras cuando te estás por dormir, duchando o, simplemente, esperando el colectivo. Están ahí, esperándote que las descubras en el momento “menos pensado”. Esa es la idea: ¡no pensar en tener que pensar!

Claramente, uno de los puntos más fuertes para hacer jugar nuestra creatividad es: leer. Sí, señoras y señores: ¡la maestra de la escuela tenía razón! Leer no solo amplía nuestro vocabulario, sino que nos invita a imaginar todo el tiempo. Somos nosotros los artífices de una historia narrada con voz propia. Ponemos todo nuestro ser a disposición para dar vida a una historia hilvanada a nuestro antojo, a un sinfín de personajes en lugares que nosotros creamos a piacere. Los imaginamos con rasgos propios, con un andar particular, hablando y vistiendo de X manera. Somos nosotros quienes pintamos el pueblo donde transcurre la historia con los colores que gestamos. Somos los que le ponemos las piedras al caminito que sube a la montaña y quienes llenamos de aromas las flores que engalanan cada balcón. Somos los musicalizadores de las melodías que resuenan en alguna radio allá lejos, en esa ventana, y somos los escenógrafos de los paisajes más adecuados para cada momento de la acción.

En cada palabra, en cada descripción, todo lo que pensaste permite que tu creatividad aflore. Y ahora: ¿cómo pensás hacerlo? Para ejercitarla leyendo, permitime que te recomiende, sin dudas, uno de los libros más maravillosos y creativos, a mi criterio, jamás escritos. Creado para que lo leas a tu manera, “Rayuela”, de Julio Cortázar,  te permite ser el artífice de tu propia historia. De la que vos querés que el autor escriba a tu medida.

Cortázar nos propone cortar con la estructura de la lectura lineal tradicional y nos regala la posibilidad de armar nuestra propia novela de amor experimental, con miles de combinaciones posibles. Recorriendo una y mil veces las páginas de atrás para adelante, saltear, volver, ir y seguir hurgando infinidad de veces las propuestas de “elegir tu propia aventura” para que tu lectura sea única y no haya dos iguales, vos leés la historia que querés que te sea contada. Nunca la vas a leer igual. Siempre el camino para elegir será otro.

Al fin y al cabo, de eso se trata la creatividad: de romper las estructuras y contemplar a distancia el lienzo blanco, imaginando todo lo que está esperando para ser creado. Buscala, no bajes los brazos. Solo está jugando a las escondidas para que la experiencia de encontrarla sea más divertida.

Laura V. Jmelnitzky
In Good Spanish

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

post