La falsa enemistad entre la gestión y la traducción

Virginia Rodríguez

Virginia Rodríguez

Muchos pueden pensar que estudiar un traductorado y trabajar como gestor o gestora de proyectos es un paso hacia atrás. Yo soy gestora y en varias ocasiones me han dicho: “Ah, pero no traducís” o “¿Por qué no buscás algo que tenga que ver con lo que estás estudiando?”
Les voy a contar cómo conseguí este trabajo y, desde mi experiencia personal, qué aporta a mi futura profesión. Hace un año y ocho meses, mandé mi CV a dos empresas de traducción. Yo no tenía experiencia así que era muy probable que no me contactaran. De hecho, mi CV contenía experiencias académicas, voluntariados, pequeños trabajos de traducción, pero nada explícitamente relacionado con la gestión de proyectos. Así y todo, una de las empresas respondió mi correo y me invitaron a hacer una entrevista. Me puse a revisar mi CV y dije: “Esta es mi oportunidad para contarles lo que no pueden ver en esta hoja”. Cuando empecé a prepararme, me di cuenta de que, en realidad, tenía
experiencia en la gestión, pero en otros ámbitos de mi vida. Había pasado por situaciones de estrés extraordinarias y las había manejado con éxito. Algo que no tenía a favor era que conocía la
industria, pero no el mercado. ¿Cómo lo podía compensar? Con actitud, con ganas, con iniciativa.
Tenía que demostrar mis habilidades, que podían no estar relacionadas con la gestión de proyectos,
pero que sí podían aportar a desarrollar las habilidades específicas de un gestor. Eso hice en las tres
entrevistas que tuve y no sé si lo hice bien o mal, pero quedé. Los primeros días fueron tediosos.
Muchos detalles, muchas cuestiones técnicas que no conocía, muchos procesos que aprender.
Después de un tiempo, esos detalles, cuestiones técnicas y procesos ya no costaban tanto y empecé a
disfrutar muchísimo más del aprendizaje. Hoy, cada cosa que aprendo la aplico a cada proyecto. Y en
cada oportunidad que hay para aprender, ahí estoy yo. ¿De qué sirve ser gestora de proyectos si
quiero dedicarme a la traducción? Sirve para aprender a tratar con clientes y a llevar a cabo una
negociación; para aprender a usar diferentes herramientas asistidas por computadora, sistemas de gestión y herramientas de QA y también para aprender todo lo que hay detrás del documento final que se le entrega al
cliente. Detrás de ese documento puede haber o no una instancia de cotización. Hay una revisión
exhaustiva del encargo y de los archivos, identificación de los servicios que necesita el cliente y
determinación de los servicios necesarios para que el trabajo que se entrega cumpla con sus expectativas. Esto implica una comunicación clara con el cliente y los recursos lingüísticos, revisión y redacción de instrucciones, envío correcto y a tiempo de los archivos de trabajo y del material de referencia, y planificación de los tiempos para
cumplir con la fecha de entrega requerida, entre otras cosas importantes para tener en cuenta. Lejos
de ser una pérdida de tiempo, la gestión de proyectos es, al menos para mí, totalmente enriquecedora;
es algo que se puede hacer en conjunto con la traducción para que las dos profesiones se alimenten
entre sí y, sin dudas, es un paso hacia adelante.

Virginia L. Rodriguez

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