La industria de la traducción en tiempos de pandemia

Agostina Lauría
General Manager
Patagonia Translations

A pesar de las constantes predicciones apocalípticas que surgen en torno a la traducción, vaticinando su final frente a las nuevas tecnologías, en tiempos de pandemia, la industria ha probado su carácter esencial una vez más.

Incluso con una disminución en los volúmenes de palabras procesados, proveemos diariamente contenidos concernientes a la pandemia que recientemente acecha al mundo. Ha habido cambios, claro, pero rápidamente la industria se ha adaptado a las necesidades de los clientes, aunque en muchos de los casos, los mismos clientes están decidiendo sobre la hora cuáles son esas necesidades.

Si bien muchas agencias de traducción y la mayoría de los traductores freelance ya trabajan de manera remota, al menos de alguna forma mixta, la pandemia trajo aparejados cambios en los tipos de proyectos, los tiempos de entrega e, incluso, los procesos.

Ante una baja de grandes volúmenes y a largo plazo (largo plazo para el sector, que es relativamente corto en comparación con proyectos de otras industrias), han aumentado los proyectos más pequeños con tiempos de entrega más ajustados. Los constantes cambios en normativas, métodos y funcionamiento de nuestros clientes, se ven reflejados en contenidos que casi siempre tienen que ver con el nuevo coronavirus y que implican urgencia en la traducción para una rápida distribución de esos contenidos. A la vez, los contenidos a traducir se actualizan con más frecuencia alterando los textos,incluso mientras se están traduciendo. Esto requiere una capacidad de adaptación del management y de los equipos de traducción, ya que, aunque es algo común en nuestra línea de trabajo, estos tiempos están exigiendo un dinamismo incluso mayor.
Las agencias, que nos adaptamos rápidamente a esta realidad, en muchos casos nos adaptamos más ágilmente que algunos de nuestros clientes y esto se ve reflejado en el volumen de trabajo. Como es regla, necesitaremos adelantarnos a las necesidades de nuestros clientes para poder sumar soluciones en un contexto que, por ahora, trae más complicaciones que salidas airosas.

Ahora bien, los equipos de gestión y traducción receptamos cambios de los dos lados del mapa. Por un lado, las mencionadas alteraciones en nuestro trabajo de parte de los clientes, pero también las transformaciones en la rutina diaria que implica el aislamiento social que vivimos hace ya más de 40 días. Es verdad que la mayoría de los miembros del sector contamos con los materiales, la tecnología y la conectividad desde antes de la pandemia. Además, ya tenemos habilidades que son imprescindibles para el trabajo remoto, como las aptitudes para delegar y trabajar por objetivos. Esto es una gran ventaja a diferencia, por ejemplo, de los docentes, que experimentan problemas de disponibilidad de los materiales y conectividad (algunos de sus alumnos no tienen acceso a una computadora con internet), como también limitaciones propias a la hora de transpolar pedagógicamente lo que hacían en las aulas físicas a espacios virtuales que en muchos casos desconocen.

Sin embargo, aunque hayamos podido adaptarnos al trabajo remoto con poco o nada de esfuerzo, nuestro entorno ha cambiado. Quienes viven en familia tuvieron que adaptar su dinámica familiar teniendo a todos sus integrantes todo el tiempo cerca, con las distracciones que esto implica. Quienes tienen hijos han tenido que sumar actividades de docencia y recreación que antes delegaban a otros espacios institucionales. Quienes viven solos han tenido que dejar actividades recreativas y están experimentando más que nunca esa soledad. Todo esto, sin contar trastornos que influyen a todos por igual, como insomnio y ansiedad (y en algunos casos depresión) que definitivamente disminuyen nuestra capacidad de responder de la misma manera que antes de la pandemia a las obligaciones laborales.

Es posible que cuando pase el tiempo de aislamiento, aunque lentamente, todos recuperemos nuestras actividades o comencemos nuevas, tanto gestores como traductores irán recobrando alguna normalidad. Lo que no creo posible es que la traducción como industria vuelva al estado anterior de las cosas, sino más bien a una aceleración en la dirección en la que venía. En mi opinión, muchos de nuestros clientes habrán tomado nota de este acontecimiento mundial y empezarán a destinar más recursos a la creación de contenidos en línea. Pienso que contenidos de carácter educativo, como capacitaciones, cursos y seminarios, que ya se habían incrementado en los últimos años, no solo crecerán en volumen, sino en complejidad. Esta cuarentena nos dejó en claro la necesidad de interacción, incluso a la distancia. Por esta razón, pienso que tareas de subtitulado, doblaje, edición de materiales interactivos en herramientas para e-learning y traducción de contenidos para plataformas de gestión de trabajo empresarial serán las estrellas de los tiempos que vienen, y nuestra supervivencia como industria dependerá de nuestra capacidad para responder a esas necesidades.

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